Es hoy

Otro nivel, otras ideas. La vida, entendí, no es de buscar felicidad, es de vivir.

Otro nivel, otras ideas. La vida, entendí, no es de buscar felicidad, es de vivir. Vivir con todo lo que viene incluido, y mientras no tengamos crecimiento, lo que viene incluido es sufrimiento. Con poco entendimiento, nuestras expectativas son simplemente basura: limitantes, con destino al fracaso, absurdas. Tenemos ideas que por años hemos buscado pero que solo tienen un destino: el desencanto.

Entendí que no podía quedarme en mis ideas, rodeado de personas que pensaran igual. Creía que ese era el sentido de la vida, pero había un ruido que no me permitía creer eso completamente. Mis primeros años de vida no fueron estables, y aunque no creo que esto me haya perjudicado, sabía que no podía simplemente creerme parte de un círculo y decir que de ahí era, defenderlo de manera ciega y hacer todo por ello. Algo no me hacía sentido.

No encajaba en muchos lugares, siempre fui ajeno, forastero en el mundo. Ni en la familia, escuela, iglesia, colonia. Nunca me sentí parte, y aunque me llegó a incomodar, no pensaba igual. Veía la vida con otros ojos, con otras esperanzas, otro set de valores. Mis motivaciones estaban en otros destinos e ideales.

Nunca me dejé vencer, no me forcé a cambiar mis ideas que no encajaban. Empecé a acostumbrarme a ser distinto, a no tener un mejor amigo, o mejores amigos, a no ser invitado, a ser el raro de los círculos, o al menos así lo sentía yo. Aunque llego a pensar que pudo haber sido distinto, no lo fue, y abrazo con honor cómo fue.

Crecí y salí de ahí. Había dos personas que creían que yo no pertenecía a ese lugar. Personas hacia las cuales he sentido mucho amor y respeto: mi abuelo y mi madre. Sabían de alguna manera que no pertenecía al lugar donde estaba, a las pláticas e ideas que giraban en esos momentos.

Creyeron en mí. Se pelearon, apostaron, me hablaron, me aconsejaron, me apoyaron. Todo por mí, y lo respeto mucho. Creyeron más allá de lo que yo creía en el momento, más allá de la ciudad, del país, más allá de lo que se podía alcanzar en esa ciudad. Entendían que podría ser distinto, más grande. Ellos vieron en mí lo que yo no veía. No sé cómo lo vieron, pero así lo hicieron.

En mi historia tengo muchos eventos, y uno de ellos fue el haber partido de ese círculo. Fui y vine varias veces, y durante ese tiempo me dejaron cosas invaluables. Me enseñaron y con el ejemplo aprendí muchos valores.

Agradezco mucho la vida que me dieron y los ejemplos.

Después de salir, seguí mi camino y mis decisiones. Me engañaron, me traicionaron y me robaron. Pero aprendí. Me di cuenta de que no había perdido nada, al contrario, había ganado. Entendí más de qué va la vida, de los retos, de los valores, del poder de influencia que tienes sobre ti mismo, y eso fue de las mejores cosas que me pudieron haber dado.

El privilegio que tengo en la vida es poder entender que el cambio es la vida que quiero vivir. Entender que las ideas actuales no son finales, y que desarrollar habilidades para aceptar nuevas ideas es el mayor privilegio para el tipo de vida que yo quiero. Crecer, aprender, moverse, arriesgarse, es lo que quiero en mi vida, es lo que quiero escribir en mi línea del tiempo.

Además, lo hago con valores, con respeto, con mis recursos y no los ajenos. Necesito de la gente que me aporta, que está donde yo quiero estar, y sí hay gente así. Creo que hasta hace poco por fin entendí qué es una amistad sincera: una amistad donde ambas partes se necesitan y se apoyan, donde están en entendimientos similares y niveles similares de madurez. Gente que no llega pensando en lo que no tiene y te busca para satisfacer lo que le falta, sino que sabe llegar sabiendo que para recibir necesita aportar algo que tú valoras y necesitas.

Me siento en el pico de mi vida, sabiendo que la montaña no termina aquí, sino que seguirá creciendo. Que, fuera de la salud y la vida, no hay nada que perder. Que el fracaso es el precio que los grandes están dispuestos a pagar. Que entre más te muevas, más posibilidades tienes de llegar. Que estar cómodo, para lo que yo quiero, es resultado de estar haciendo algo mal, es tiempo que estoy perdiendo.

Cada día que Dios permite que despierte, me llena de ganas ver qué retos vienen, qué estrategias hay que crear e implementar. El cansancio viene de distintas formas y en su mayoría pasa.

El valor que tengo en mí depende de mí y de mis círculos que aprecio y que quiero en mi vida. El valor de lo externo no me preocupa. Hay honor en lo que he decidido y sigo en la vida creando mis herramientas, aprendiendo otras, abriendo mis círculos.